Otaku Island Gran Canaria

Un relato corto dedicado a todos los estudiantes de ingeneria :P

Solo un hombre trabajaba a tales horas de la noche en el pequeño departamento técnico, inclinado sobre un tablero de reglas paralelas, estaba concentrado en su sus lineas, rectas y cálculos mentales, cuando todo se lleno de colores chillones; olor a frambuesa y brillantina. Materializándose un bello ante el hombre.

-O gran elegido; soy la princesa de Narninia y...

Una mano alzada se interpuso entre ambos mientras el hombre gesticulaba.

-Un segundo, Un segundo... enseguida acabo...

La mujer, pues su fisonomía recordaba poderosamente a una humana en sus principios básicos y curvilíneos, ahora boquiabierta, espero desconcertada a que el otro trazará una recta triunfal que cerraba el perfil mecánico y anotase algo junto a ella. Tras depositar el carísimo portaminas en su bandeja se giró hacía la princesa limpiándose las mangas de la camisa de los restos de la goma.

-Ya, disculpeme... dígame que se le ofrece....-

-Soy la princesa de Narninia- repitió ella recuperando su altivez- Enviada a recoger al elegido que salvará nuestro mundo y dirigirá nuestro ejercito de luz y bondad contra la oscuridad en la ultima y mas apoteosis batalla jamás vista por seres pensantes...-

Sin variar su gesto el hombre escucho su alegato mientras la observaba y lo reflexionó un instante.

-Interesante..... ¿así que he sido elegido?; ¿Yo en particular y ningún otro? ¿en base a que?-

-La profecía...-apremió ella, feliz de seguir el guión que tanto tiempo había preparado en su mente- la sagrada profecía lo anuncio y mi pueblo ha rezado durante mil año para su consecución-

Con un bufido el hombre se inclinó sobre la mesa y jugó con un lápiz.

-A... Ya... una profecía...-

-Entiendo que tengas miedo.... -La princesa lo miró alzando las cejas, los dos pares- Por que.. .¿tienes miedo no?... debe ser tan increíble para ti... ya sabes... la profecía... la guerra... mi propia presencia...-

-En absoluto; la verdad es que me creo todo lo que dices. Tu mera existencia va en contra de la mayoría de preceptos que tenía formado sobre el orden del mundo, así que no tengo razón para no creer todo lo que me digas, ya que si tu existes y es evidente que no formas parte de la biología de este planeta por ese doble juego ocular y las cuatro piernas.... ¿por que creer lo que cuentas?-

-Entonces... ¿vendrás conmigo y cumplirás tu destino?- preguntó ella ya algo mas nerviosa- ¿Vendrás y te pondrás al mando de nuestro ejercito?, la guerra destroza mi mundo mientras hablamos...-

-La verdad... es que ese punto no acabo de verlo claro... ese místico ejercito que he de comandar... ¿Está formado por criaturas tan fantásticas como tú?-

-¡O si!: centauros de fuego que pueden hacer arder el cielo y ogros de montaña de tal tamaño que sus lagrimas tardan días en tocar el suelo... y muchos mas...-

-Aham... suena impresionante... y ese mal a combatir... ¿es tan malo?

-¡Es la misma esencia de la corrupción!; un nigromante dirige sus huestes infernales con millones de infames criaturas a sus pies, ¡mientras hablamos sus tropas se preparan para destruir definitivamente mi mundo!-

-¿Pero que ganáis conmigo?.... ¿Acaso soy mucho mas inteligente que tu raza?...- la misma mirada de ella, cargada de la experiencia de la vida de cien soles, le hizo temblar- No... eso no puede ser evidentemente... ¿Entonces que ventaja estratégica adquiríais de tenerme a mi, una persona sin experiencia militar alguna, ajena a tu mundo y sus costumbres, al frente de un ejercito así?

-Pero... ¿QUE?.. ¿Acaso no quieres cumplir tu destino?... ¡salvar un mundo y convertirte en un héroe legendario!- Dejado de lado el tono ritual, la voz de la princesa era doblemente nasal y un poco chillona-

-No es cuestión de destinos... sino de hechos... si no me justificas por que me necesitas, de que os puedo servir de algo, entenderás que la perspectiva de alistarme en semejante follón no me atraiga en demasía.

-Bueno... - El gesto de ella se volvió pensativo mientras recordaba- la verdad es que... hay un anexo en la profecía... que narra que la raza humana es imprevisible, que sois una raza joven que nos guiará por donde ya olvidamos y por ello nos dará la victoria...-

-A claro... Ahora lo entiendo mejor... os falta inventiva... la capacidad de sorprender e improvisar que tendría una raza mas joven e hiperactiva como puede ser los humanos a vuestros ojos... -pensó en ello y rebuscó en un cajón de su mesa- Tu pareces una buena líder y eres inteligente, ¿por que no comandas el ejercito tu misma?... seguro que lo haces mejor que yo... y si necesitas "improvisación humana" esto te ayudara. Te aseguro que es la síntesis absoluta de la forma de pensar del ser humano - Deposito en su palma un objeto y cerro el puño entorno a el- Solo tienes que usarlo cuando necesites tomar una decisión que requiera de ayuda.

-Pero... pero... la profecía...

El hombre la giró y palmeó su hombro con ánimo.

-No te preocupes, si necesitas consejo aquí seguiré... suerte con la guerra.

Ella, aún consternada, desapareció entre un humo carmesí, dejando al Ingeniero con su proyecto terminado y unas ideas muy interesantes sobre biología.

Cuando reapareció ante el árbol blanco, a los pies del monte de la profecía, frente a su ejercito expectante, la princesa abrió su mano y observó con ceño fruncido el pequeño dado de seis caras.

P.D Este relato corto es una idea que tuve y que llegue a desarrollar en un par de capitulos, de una novela de fantasía paródica donde el héroe de leyenda fuese un culto ingeniero algo sardonico, que pensara que los elfos eran "un ejemplo de endogamía salvaje", los enanos "una maravillosa especialización evolutiva" y que los dragones no dejaban de ser una refinería industrial con patas...

muad_did te felicito, me a gustado mucho e incluso me a dado algunas ideas para continuar una historia que tenia de hace tiempo olvidada en mi cajon, ademas el tono del ingeniero de pasar olimpicamente de todo me ha resultado muy curiosa.

sigue escriviendo y gracias por las ideas para continuar mi historia. Saludos.

sigue muad, sigue que esto mola